miércoles, 10 de mayo de 2017

Un rincón para visitar - El molino de la Villa de Argoños

El molino de marea de La Villa, junto con el de Jado (único recuperado y restaurado) y el molino Viejo, constituyen junto con sus diques y presas
un Bien de Interés Local con la categoría de monumentos de Cantabria.
Este molino data del siglo XVII y fue construido por el concejo de la villa de Argoños y explotado en régimen de arrendamiento.
Desde el molino de Jado, centro de interpretación y Oficina de Turismo de Argoños en verano,  observamos un pequeño  promontorio de encinas  con una senda empedrada que rodea el mismo y nos lleva al  otro lado mientras contemplamos la Ría de Argoños. Desde aquí parte un muro de piedra que conduce a las ruinas del citado molino. Resulta difícil (no imposible) acceder al mismo en periodos de bajamar  por presentar dos derrumbes y estar las piedras cada vez más redondeadas y resbaladizas debido a la influencia de las mareas. 
Al llegar al recinto que ocupaba la edificación estamos ante los restos de un  edificio de 26 metros por 8 de anchura y  de una sola altura. Se conserva  parte de la estructura inferior  de algunos muros muy deteriorados y de un arco Cuesta imaginarse la tecnología hidraúlica de que estaban dotados ( aunque es posible visitar el molino de Jado donde podemos observar la maquinaria primitiva ). Cuesta asimismo valorar  la importancia que para la molienda del maíz tuvo cuando  contaba con 9 ruedas de las que se puede observar aun los ojos de captación del agua al pie del muro largo y que la enviaba a los saetinos para mover toda la maquinaria necesaria para moler.
Pasada la edificación podemos continuar con mucha precaución el recorrido  del muro de su presa con firme irregular y que  originalmente tenía 500 metros de longitud sin ningún derrumbe. 
Actualmente solo podemos andar por una parte al faltar por completo  un tramo y que es actualmente un canal intermareal.  Pasado el mismo el muro continua.



Una rehabilitación del muro y del edificio como observatorio del entorno protegido de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel  posibilitaría el recorrido completo por una zona de gran valor ecológico,  con presencia de avifauna y flora intermareal incomparable que desembocaría  en unas praderías que nos devuelven por caminos de uso agropecuario al barrio de Ancillo,  de tradición marinera,. Podemos regresar de vuelta a la zona de molinos pasando por el monumento a las gentes del mar, baajando y sentándonos unos minutos en el reciente mirador de madera con vistas privilegiadas del entorno. 



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